viernes, 6 de marzo de 2009

EL BENJAMÍN MENDIZÁBAL, ESCULTOR CUSQUEÑO

Benjamín Mendizábal Vizcarra, por sus estudios en Europa y por la trascendencia de su obra, es sin duda el escultor cusqueño más importante de la época republicana, por eso es necesario reivindicar su vida y obra para las nuevas generaciones.

“Cuando el pueblo, en determinado momento de su existencia, resulta padecer una honda y total crisis de valores, como en el caso actual del Cusco (Salvo contadísimos casos esporádicos de hombres de verdadero valer), es entonces cuando recién las figuras representativas que tuvo otrora, llegan a cobrar mayor relieve del que alcanzaron, a tener más prestancia de la que lucieron, a adquirir más valor que el que ostentaron, ante la consideración de las generaciones huérfanas de aquellos valores superiores, que no pudieron producir ni dar por falta de vigor mental y de potencia creadora” (1).

Así comienza el discurso pronunciado por el Dr. Luis Felipe Paredes al conmemorar el 17 de diciembre de 1958 el primer aniversario de la muerte del más grande escultor cusqueño de la época republicana, don Benjamín Mendizábal Vizcarra.

Mendizábal nació en el Cusco, el 30 de mayo de 1876, fue hijo de don Mariano Mendizábal.

Estudió en el Colegio Nacional de Ciencias, donde mostró tempranamente sus aptitudes artísticas, continuó sus estudios en la Facultad de Letras de nuestra primera casa de estudios, obteniendo el bachillerato. Por esos años se dedicó también al periodismo y a la poesía, colaborando en diarios y revistas de la época. Un tiempo “sucumbió”, también, al llamado de la selva (2) explorando los valles de Lacco y Yavero.

En una entrevista para la Revista de Bellas Artes Nº 1 de mayo de 1921, el artista hizo algunas apreciaciones acerca de su vida artística.

He comenzado tarde. Mis primeros tanteos en arte los hice en el Cusco, por supuesto, sin escuela, sin dirección espiritual ni técnica. Más tarde, ya hombre, haciendo esfuerzos extraordinarios me traslade a Europa; Italia ha sido el centro de mi entrenamiento. Su ambiente, cual ninguno sugestivo, su tradición clásica se adecua a mis tendencias. No he trabajado como alumno en ninguna escuela. He procurado tener autonomía en el estudio de modelos y en la sugestión de algunos artistas selectos, pero sin copiar manera alguna. Considero que el artista no debe jamás ahorrar su personalidad, por modesta que sea; contrariamente, debe defenderla sin cesar, así luchando solo, fatigosamente, he llevado a cabo los trabajos que Ud. conoce. (3).

Luego de visitar España; Madrid, Córdoba, Granada, Sevilla, Zaragoza, donde contemplo el arte español y árabe, paso a visitar París; de Francia paso a Italia, conociendo Génova, Florencia, Nápoles, y Roma en agosto de 1915.

Conocedor de su talento y esforzado trabajo artístico el Cónsul del Perú en Roma Dr. Félix Santi, en febrero de 1917, certificaba las “verídicas referencias sobre su aptitud notable para el arte de la escultura, al que se halla dedicado en Roma, con aprovechamiento y decisión poco comunes”. (4)

En Roma conoció a quien llegaría a ser su esposa, la Sra. Teresa Losack, con quien se casó en mayo de 1917 y de cuyo matrimonio tuvo tres hijos Mariano, Elena y Emilio, quienes continuaron la obra cultural del padre: María Elena en el campo de la literatura y Emilio en la pintura y crítica de arte.

Mendizábal estudió la escultura bajo la dirección del maestro italiano Pietro Piraino, quien admirado de su portentoso talento, lo tomo como discípulo…rechazando toda remuneración.

“convencido como lo estoy dijo el maestro Piraino que es un deber prestar auxilios y aportar a aquel que tiene las felices predisposiciones para el arte y lucha con el difícil comienzo mi discípulo sigue trabajando con apasionado fervor, de manera que a podido ejecutar varios otros trabajos, una estatua en bronce, “la heroica Qori Occllo” y un boceto “Cahuide” bastantes notables, más bien dicho sorprendentes, especialmente si se toma en cuenta que en este reducido lapso de tiempo él hizo sus estudios y que cuando yo lo conocí ignoraba completamente el arte de la plástica”(5).

Mendizábal, pidió al gobierno peruano para que le comprara los referidos trabajos pero el pedido en la primera ocasión fue negado.

Grandes personalidades como el director de la Academia Nacional de Bellas Artes de México, Antonio Fabrés, es solidarizaron Y saludaron a ese joven talento que emergía en el arte plástico expresando su admiración.

El triunfo de Benjamín Mendizábal fue saludado en Lima por la revista Variedades, del 18 de Agosto de 1917, nota desgraciadamente sin firma, donde se dijo entre otras cosas lo que sigue.

“Indiscutiblemente es el Cusco el lugar del Perú donde con más intensidad se está operando un sano y fuerte movimiento nacionalista, que ya ha comenzado a dar frutos de gran valor, en nuestro pasado numero dedicamos algunas páginas a celebrar el enorme triunfo de González Gamarra, nuestro amigo y compañero de “Variedades” en Nueva York, donde ha conseguido formarse una posición independiente con sus punturas y dibujos. González Gamarra es cuzqueño y cuzqueño también es Benjamín Mendizábal Vizcarra que en Roma acaba de obtener un triunfo análogo con sus notables esculturales. Es de anotarse que tanto uno como otro artista han encontrado inspiración en temas históricos.

Repetimos que González Gamarra y Mendizábal, lo han hecho y que sus triunfos no dejan lugar a duda, siendo, hoy por hoy los dos artistas representativos peruanos y aquellos cuyas obras los colocan en primer término entre sus contemporáneos. (6).

El iracundo pintor y crítico de arte de la burguesía y la reacción limeñas de entonces: don Teófilo Castillo que fuera temido por su rudeza e inflexibilidad en su sección de crítica de arte que titulaba nada menos que “Palos y Palmas”, a raíz de la nota anterior, descargó su ira contra nuestro escultor, llenando de denuestos al autor de la nota y minimizando la obra del artista por considerar que no caracterizaba al tipo étnico del indio.

De manera que las palmas se las dio a González Gamarra, de quien se declaraba su mentor, en cambio dio de palos injustamente a Mendizábal. Pero, Castillo, como veremos, no era ningún santo de la devoción de los jóvenes intelectuales. Ese carácter ácido y bilioso de sus críticas habían provocado, años antes, en 1916, la justa protesta del novel periodista y escritor que firmaba con el seudónimo de Juan Croniqueur, -quien con el correr del tiempo sería el autor de los celebres “7 Ensayos”- Croniqueur había escrito lo siguiente:

“El pintor Castillo, consagrado, ¿quién le ha consagrado? El escritor de las chiripotas dominicales con sabor de anticucho y chicha morada “los talentos académicos que le hacen un halo de admiración”, se preguntaba el joven Mariátegui con gesto desafiante, para finalmente clavarle a manera de epitafio lo siguiente: “Yo tendré siempre la osadía de encontrar escritor detestable y pintor insignificante y partidarista”. (7).

Yo pienso que con esto Mariátegui ya había ajustado, mucho antes, las cuentas a don Teofilo a favor de nuestro paisano escultor.

Por esos años según se lee un comentario en la revista Variedades (8) del 28 de Noviembre de 1917, Mendizábal ofreció otra de sus obras al municipio limeño.


LA OBRA DEL ESCULTOR MENDIZABAL


Entre las obras del ilustre escultor cuzqueño tenemos:

“Cahuide”, “El grito de Huiraccocha” que hoy se encuentran muy maltratadas en el vestíbulo del local central de la universidad.

“Cori Occllo” que se encuentra en el salón de grados de la universidad.

“Cusi Coillor” Una Ñusta inca desnuda que se halla en la biblioteca de la municipalidad.

Estas obras ejecutadas en Italia y vaciadas en Bronce en ese País fueron adquiridas por el gobierno peruano para la ciudad natal del escultor, pero la incultura y el fanatismo ignorante del clero y la cucufatería consideraron inmorales a estos soberbios desnudos. Por esta razón, no se los colocó en lugares públicos y al aire libre como quería su autor, y se les arrinconó a un lugar oculto donde desgraciadamente manos bárbaras los destruyeron dejándolas en el lamentable estado en que ahora se encuentra estas joyas del arte cusqueño contemporáneo.

Otras obras de Mendizábal son los relieves adosados al pedestal del bellísimo conjunto escultórico denominado “Monumento a Manco Capac” obra del escultor David Lozano (inaugurado en 1926), donación de la colonia japonesa a la ciudad de Lima y que se ubica en la plaza del mismo nombre en La Victoria.

Otra obra fue el monumento a Pumacahua para la plaza de Sicuani, obra que fue destruida por manos fanáticas.

Una escultura que representa a María Parado de Bellido se halla en la ciudad de Ayacucho.

Algunas importantes obras quedaron en Europa como: “El Cristo de las tres horas”, que se encuentra en la iglesia romana de Santa Teresa. En Roma quedó también el grupo escultórico “Pablo y Virginia”, una estatua del conquistador Francisco Pizarro, un atleta inca y un bañista.

Los ángeles de plata de los andes de la efigie del Señor de los Milagros o Cristo morado de Lima fueron modelados por Mendizábal.

El Instituto Americano de Arte, atesora en su museo dos bellos desnudos femeninos en bronce que representa a dos “hilanderas”.

Son también obras del escultor, el busto del Mariscal Agustín Gamarra que se encuentra en la plaza San Francisco.

El busto del maestro y pedagogo Humberto Luna. Los bustos del prefecto del Cusco Ernesto Barreto y señora. “El Chasqui”, que es una escultura muy poco conocida que debe encontrarse en Lima. “Cristiana en el Circo” ¿Cusi Coillor?, escultura que según los datos debe encontrarse en el museo histórico.


COMENTARIOS Y JUICIOS DE LA OBRA DE MENDIZÁBAL


El maestro del periodismo y crítico de arte Dr. Ángel Vega Enríquez, escribió un extenso comentario en el Nº 6 de la revista “La Sierra”, órgano de la Asociación Universitaria en julio de 1921, en él se lee:

“El exponente más alto, de la cultura artística nacional, en el difícil esfuerzo escultórico, se ha revelado en el grupo de bellas concepciones, en bronce vaciado, del escultor y poeta cusqueño Benjamín Mendizábal Vizcarra…”

Refiriéndose a las obras, Vega Enríquez afirma:

“Ccori Occllo, redime a la literatura patria de un injustificable olvido, y traza el rumbo del nacionalismos artístico en el porvenir… Ccori Occllo es el heroísmo femenino epónimo en el continente de Colón; la figura máxima del sacrificio sublime. … la imagen de la india que prefiere destrozar el inmenso atractivo de su belleza peregrina untándose con el jugo de yerbas pestilentes para escapar ilesa a la lujuria frenética de sus asaltadores, y que muere, después en el tormento, con la serenidad de un Dios mitológico.

“A la armonía religiosa y grave de la heroína, ofrece rudo contraste el dinamismo violento y tempestuoso de Cahuide, en su esfuerzo atlético de derribar, él solo, cual un Bayardo del Nuevo mundo, a los numerosos asaltantes de la torre que le sirve de pedestal para la inmortalidad histórica.

“..Esta vez es Huiracocha en una arrogante y desenvuelta llamada a las innumerables huestes militares del imperio a la guerra santa”… “El grito del guerrero es una apelación suprema a las energías de la raza”. (9)

Hasta aquí lo extractado del artículo de Vega Enríquez, Este mismo autor en una entrevista concebida a la revista “Excélsior”, más tarde, en 1930, dijo: ”..pero, nada me ha emocionado mayormente monopolizando los cordajes de mi sensibilidad y de mi espíritu, que el talento artístico y la precocidad de Benjamín Mendizábal Vizcarra”. (10)

Por su parte el escritor panfletario y crítico literario Eustaquio Kallata (Román Saavedra), prologó el homenaje que el Instituto Americano de Arte ofreciera al maestro con motivo del Primer aniversario de su fallecimiento en los números 8 y 9 de su revista.

“Benjamín Mendizábal –dice Román Saavedra-, es el único escultor cusqueño y es además, un cusqueño de honda y raigal autoctonía. Las formas apolíneas de sus gallardas esculturas demuestran que la belleza se produce en todas las latitudes, tanto entre los griegos como entre los indios. Lo cardinal es darle la interpretación de acuerdo a sus características peculiares. Es lo que realizó el notable artista, con las figuras de mayor significación simbólica de la raza nativa”. (11).
El pintor Mariano Fuentes Lira, a la sazón, Presidente del Instituto Americano de Arte, se aunó a este homenaje con las siguientes palabras: “Lo que interesa de mi parte, es exaltar como se merece esta figura singular de la estatuaria sur-peruana, fue, cabe repetirlo, el único escultor debidamente pertrechado de conocimientos aprendidos en contacto con la cultura, greco-romana, en la misma urbe que irradió la belleza del mundo occidental; me refiero a Roma. Fue, como saben Uds. todo un gran escultor en el sentido justo de la palabra. Fuera de él no hubo ni hay en esta ciudad escultores”. Tal fue el juicio del maestro de la paleta y el pincel el malogrado pintor Mariano Fuentes Lara. (12) .

El ilustre cusqueño Dr. Luis Felipe Paredes aunándose a ese homenaje del IAA escribió entre otras cosas lo que sigue: “Benjamín Mendizábal Vizcarra tuvo con destacados relieves, una personalidad múltiple y descollante en los campos fecundos de la lírica, la escultura y la pintura que cultiva con delectación y amoroso empeño”.



El Dr. Paredes resaltó también la faceta lírica de su desaparecido amigo. “Su obra poética variada y rica –dice el Dr. Paredes- desgraciadamente no está recogida en libro, pero anda dispersa en diarios y revistas locales y de otras latitudes”. (13)



Debo agregar que el Dr. Luis Nieto Miranda publicó en la Revista “Letras” de la Universidad del Cusco de 1969, Pág. 228, los poemas de Mendizábal en homenaje a la memoria de Luis María Robledo. (14)

El pintor Juan G. Medina, en el mencionado homenaje, bocetó, a grandes rasgos, la vida del escultor, llamándolo “uno de los genuinos embajadores de nuestro arte nacional, allá en la vieja Europa”, haciendo un somero recuento de sus obras.

Entre los recortes y datos publicados en la Revista del IAA, por su hijo el pintor y crítico de arte Emilio Mendizábal Losack, se desprende también la triste historia que ya da vergüenza consignarla. La sociedad pagó con el amargo veneno de la ingratitud y el olvido a este talentoso y esforzado hombre del arte.

A la caída de Leguía, Mendizábal fue subrogado de su cargo de Director de la Escuela de Artes y Oficios y no se pagó lo que se le adeudaba dejándolo en una precaria situación económica, y el populacho destruyó un monumento del dictador que el artista estaba modelando, hostilizando, calumniando e injuriando al escultor, quien ofendido se retiró de la vida cultural, aislándose por completo, abandonando sus actividades intelectuales y artísticas en el valle de Lacco.

Después de amargos años de soledad, falleció el 17 de diciembre de 1957 a la edad de 82 años.

Las nuevas generaciones tenemos el deber moral de enmendar en algo esa vergonzosa deuda y debemos recoger en un museo su magnífica obra, como lo hicieron los parisinos con la obra del escultor Rodin, en la Rue de Varennes en París, donde es exponen cerca de 500 trabajos del afamado autor de “El pensador”, “El Beso” y “Los burgueses de Calais”. Del mismo modo los florentinos construyeron el Museo de “La Academia”, donde se expone el enorme “David”, de Miguel Ángel, que se hallaba en la plaza de La Signoría, colocando una copia en ese lugar. Yo pude ver cómo los bronces de “Perseo” de Cellini y el “David” de Donatello, se encuentran cuidadosamente protegidos y ni qué decir en Roma, donde se exponen el “Moisés” en la iglesia de San Pedro in Vincoli, o en el Vaticano, donde está la famosa “Piedad” del mismo autor, en la Catedral de San Pedro, en cuyo fabuloso museo, uno de los más importantes del mundo, se hallan el grupo escultórico del “Laoconte”, copias del “Doríforo”, de Policleto, el “Discóbolo” de Mirón y otros.

Las obras de Mendizábal me asombraron desde la infancia al ver ese par de titanes de bronce con gestos iracundos, casi con vida propia. “El grito de guerra de Huiracocha”, es para nosotros como la “Marsellesa” del escultor Francois Rudé, que decora uno de los frentes del Arco del Triunfo en París, llama a la batalla, convoca a los espíritus rebeldes, nos subleva, ¡Qué lástima que ahora le falte la lanza y una de las manos esté rota!

Cuesta creer que entre tantos cusqueños cultos y ricos que pasaron por la vida, no hubo un mecenas para Mendizábal y que a nadie se le haya ocurrido crear de una vez por todas el museo del Arte contemporáneo del Cusco, que a manera del Metropolitano de Roma, el Museo del Louvre, el Museo del Prado o el Hermitage, conserve el legado artístico de nuestros contemporáneos para gloria y orgullo nacionales. Un museo así en el Cusco, tendría el mismo atractivo que Sacsayhuaman o Machupicchu.

Sabemos que hubo en antaño iniciativas municipales que terminaron en nada, y que sólo la pinacoteca del Instituto Americano de Arte, posee una colección pequeña comparada con el caudal gigantesco que nos ofrece cada generación de artistas.

Sobrecoge el espíritu el ver cómo han permitido las autoridades y hombres cultos el deterioro de las estatuas de Mendizábal, puestas como cualquier artesanía, al alcance de manos bárbaras en el local central de la Universidad. Avergüenza saber que el futuro nos considerará como a primitivos salvajes y nos tendrán a menos, y es que el arte como fruto espiritual, producto de la superestructura social, importa desgraciadamente muy poco en una sociedad en crisis total que es la que estamos viviendo.



NOTAS

(1).- Benjamín Mendizábal. Discurso del Dr. Luis. P. Paredes Revista del IAA Nº 9 Pág. 245.

(2).- “Historia Social del Cusco Contemporáneo”. 1978. José Tamayo Herrera pág. 99.

(3).- Revista del IAA Nº 8 Pág. 185.

(4).- Revista del IAA Nº 8 Pág. 175.

(5).- Ibídem. Pág. 175.

(6).- Revista “Variedades”, Comentario sin firma Lima 18 de agosto de 1917.

(7).- Artículo publicado en el diario “La Prensa” de Lima, 2 de marzo de 1916.

(8).- “Nueva obra del Escultor Mendizábal” Variedades del 24 de noviembre de 1917.

(9).- “Las Estatuas de Mendizábal” “La Sierra” Nº 6 Pág. 65. 28 de julio 1921.

(10).- Revista “Excélsior”. Cusco 15 de julio de 1930.

(11).- Revista del IAA, Nº 8 Pág. 173

(12).- Revista del IAA Nº 9 Pág. 244.

(13).- Revista del IAA Nº 9 Pág. 246.

(14).- “Historia Social del Cusco Republicano”. J. Tamayo Herrera. Pág. 169.

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